Les cuento el
chisme: hace un par de semanas renuncié al trabajo. El 16, lo recuerdo bien,
porque fue justo después de la quincena.
La paga era buena, mi jefe era divertido y el horario estaba bien. ¿Entonces? Decidí darle un giro a mi vida, seguir mis sueños. Porque la vida no se termina cuando una se embaraza, o cuando te casas, o esas cosas que dice la gente.
La paga era buena, mi jefe era divertido y el horario estaba bien. ¿Entonces? Decidí darle un giro a mi vida, seguir mis sueños. Porque la vida no se termina cuando una se embaraza, o cuando te casas, o esas cosas que dice la gente.
Tuve una epifanía y
éste año estoy decidida a estudiar ciencias de la comunicación, que es algo que
de verdad me apasiona. No como contabilidad, que me dio trabajo y todo, pero es
tremendamente aburrido (con todo respeto para los contadores y contadoras del
mundo). Decidí dejar el trabajo para estar más tiempo con mis bebés, buscar uno
de medio tiempo y bloggear para decirle a las mujeres madres adolescentes del
mundo que no están solas, que la vida sigue y hasta con bubis más grandes.
Aproveché el coraje
que tuve para comenzar éste blog y, al fin, superar algunas cosas que me
estaban molestando la conciencia. Como piedritas en los zapatos de mi cerebro. Todo
el dolor y las cosas que viví deben servir para una cosa, es mi nueva misión. ¿Cómo
les digo a mis papás que estoy embarazada?, ¿Qué hago si mi novio finge
demencia?, ¿Y si soy víctima de violencia sexual?, me corrieron de mi casa y otros
veinte temas más que sufrimos las embarazadas adolescentes son mi inspiración
para cada publicación.
Mil gracias por
leerme, que es como escucharme. Espero poder leerlas pronto!
JC
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